jueves, 28 de septiembre de 2017

COLORES VERDADEROS ( RELATO, TERCERA PARTE )


Aquella madrugada Rosana volvió a despertarse con su sexo inflamado y húmedo. A su lado Ernest dormía plácidamente mientras balbuceaba algo ininteligible entre dientes.

- A saber que demonios estarás soñando ahora tú. 

Ella contempló el leve resplandor que se filtraba  a través de la persiana y se reflejaba en el blanco techo. Las luces del escaso tráfico de aquellas horas trazaban leves surcos de luz sobre el encalado. Un autobús nocturno resolló en la lejanía.

Se sentía completamente desvelada a aquella hora tan temprana. Se levantó en silencio y sin encender ninguna luz entró en el lavabo contínuo al dormitorio. Aquél era su pequeño "reino" particular en la casa, había dos cuartos de baño en el amplio piso, y cuando se mudaron allí años atrás, ella se había adjudicado para su uso exclusivo el contiguo al dormitorio.

Se sentó a horcajadas en el bidé, y abriendo el grifo, dejó que el chorro de água fria despejase de su vagina aquella viscosidad inútil que no sería de utilidad para ningún coito. No al menos aquella noche.

Se enjabono con delicadeza, no era cuestión de volver a despertar sus instintos reprimidos, se aclaró y se secó cuidadosamente con una toalla de tocador

Una vez en pié, aprovechó para descargar unas gotas de colirio relajante en sus ojos, y tras limpiarse el exceso de líquido de sus mejillas, le echó un vistazo detenido a su cara en el espejo. 
Mientras había devuelto a la normalidad a su coño sentada en el bidé, había vuelto a pensar en la idea aparentemente disparatada que había tenido tras la cena.

No era tan descabellada. Los rasgos de su cara eran parecidos a los de la ministra, y con un maquillaje adecuado, podria pasar por una hermana algo más jóven. Eso si, tendria que hacer algúna cosa con su peinado. Su hermoso pelo le llegaba hasta la mitad de la espalda, y aquella estirada mujer lucia una media melena cortada a la altura del cuello. Además, necesitaba un teñido "rubio ceniza".

Se guiñó un ojo a si misma. Se sentía algo perversa urdiendo aquella barbaridad. Era un sensación nueva, y bastante excitante.

Había encajado la última pieza de su plan, había comenzado la cuenta atrás.

Al comenzar el dia, desayunó frugalmente junto a un Enerst medio amodorrado. A pesar de que ella no había pegado ojo, aparentaba estar bastante más despierta que su marido, el cual había dormido toda la noche de un tirón.

Cuando Ernest se marchó rumbo a la oficina, ella se puso ropa de calle. Aquél dia no iba a trabajar en casa haciendo la última traducción que le había encargado la editorial para la que trabajaba a horas. 

Lo que tenia entre manos era una traducción bastante sencilla, una novela de una autora de "culebrones" sentimentales norteamericana. No entendía muy bien como demonios se podía vender tan bien un bodrio literario como aquél. 

Pero la cuestión es que aquella yanqui era una autora de éxito, y a ella le pagaban muy bien traducir aquellos muermos destinados a lectoras poco exigentes y ávidas de leer romances sencillos y planos. Y traducir aquella simplicidad literaria a ella le costaba muy poco esfuerzo.

Se tomó un segundo café en la cafetería que había en los bajos del edificio ojeando la prensa del dia mientras hacia tiempo para ir de compras a unos grandes almacenes de la Avenida Diagonal.  

La prensa del dia seguia con el asunto independentista. A medida que se aproximaba la fecha del supuesto referéndum, la tormenta política arreciaba mas cada dia.

- Ernest y sus correligionarios no saben muy bién donde se están metiendo.- Pensó doblando el diario y dejándolo encima.

A las diez en punto de la mañana, recién abiertos, cruzaba la puerta de los grandes almacenes rumbo a la planta de ropa femenina. Al ser martes, estaban muy poco concurridos a aquella hora, y podria hacer sus compras sin prisas.

En la sección de lencería, escogió dos pares de medias de color nacarado de su talla. Se llevó también un liguero de color negro, y un sujetador de blonda con transparencias. Sintió algo de apuro al preguntarle a la dependienta como se ajustaba el liguero. La muchacha le aclaró sus dudas con una amable sonrisa algo pícara.

En la misma planta, escogió un conjunto de chaqueta y falda de vestir, algo liviano, y una blusa de color claro con un apreciable escote. Había que realzar con él su "declaración de intenciones".

No necesitó elegir unos zapatos adecuados. En el fondo de armario había un par de ellos con unos tacones vertiginosos, que solo había usado en una boda familiar, y cuyo uso habitual ella había desechado por la incomodidad que le producía caminar con aquellos taconazos.

De regreso a casa con la compra, pasó por el bazar chino y compro en el el tanga que había llamado su atención con aquél bordado extravagante dias atrás, la tarde de su consulta a la sexóloga.

Le pareció ver una sonrisilla canalla en la cara del chino cuando este le devolvió el cambio y puso las exiguas braguitas en una bolsa de plástico.

Aquél chino no tenia ni un solo pelo de tonto.

( Continuará ).

sábado, 16 de septiembre de 2017

COLORES VERDADEROS ( RELATO, SEGUNDA PARTE )


Cuando salió del edificio de la Rambla de Cataluña donde la doctora Gelabert tenia su despacho, Rosana decidió volver paseando hasta el piso de la calle de París que compartía con Ernést. No le apetecía tomar el metropolitano, y tan solo había una única estación de trayecto.
Además, el paseo le serviría para poner en orden sus ideas y reflexionar un poco la sugerencia que le habia hecho la Gelabert.

Así que enfiló la avenida Diagonal hasta el cruce con París, y siguió por su extensa y larga calle rumbo a su casa.

Paseaba sin prisas, contemplando los escaparates de las tiendas. Papelerías, joyerías, algúna pastelería y diversos bares y restaurantes fueron quedando a sus espaldas.
Era una tarde agradable de verano. Las tormentas del dia anterior habian rebajado considerablemente las bochornosas temperaturas de los dias pasados.

Tomó asiento en una terraza en la esquina de la calle Villarroel. Total, solo eran algo más de las cinco de la tarde, y no tenía prisa por llegar a casa.

Se sorprendió a si misma pidiéndole un bourbon sin hielo al joven camarero que atendía la terraza. No tenia por costumbre beber alcohol. 
Las pasadas navidades, un proveedor de la inmobiliaria de su marido, les habia enviado una pequeña cesta de Navidad como obsequio. Ente las botellas, había una de Bourbon de Kentucky. 
Probó aquél licor al final de una de las comidas navideñas en casa, a la hora del café.  Le agradó aquel sabor a madera profunda, la calidéz en la garganta, y el pellizco posterior del alcohol en el estomago que le había achispado levemente.

Observó la cara de pasmo del camarero cuando le pidió su consumición, y que al mismo tiempo aquél joven canalla le echaba una descarada ojeada a su escote, aprovechándose de la perspectiva que de ella tenía al estar en pié.

Cuando aquél descarado le trajo el licor, le pagó la consumición con tal de quitárselo de encima inmediatamente.  En otras circunstancias, no le molestaban las miradas libidinosas de los hombres. 
Tenía y había tenido siempre un físico atractivo, y miles de veces había descubierto a algún descarado recreando la mirada con sus curvas. 
Pero aquella tarde se sentía sensible y molesta, y lo último que apetecía era soportar a algún baboso contemplando el canal de sus pechos con expresión de idiota.
Le dió un sorbo al vaso, paladeando el licor. No sabia como poner en marcha la sugerencia de la doctora Gelabert.

Quince años de matrimonio podía parecer mucho tiempo, pero Rosana tenía la sensación de que en todo este tiempo no había llegado a conocer a fondo a Ernést. No había llegado hasta la esencia de él. No como para conocer del todo sus sueños y sus fantasías. Su auténtico yo.

¿ Y si desconocía eso, cómo conseguiría invocar su deseo, su auténtico deseo ?.

Se levantó de aquella terraza, y continuó con su paseo rumbo a casa.
Algo más adelante, reparó en que había una tienda nueva en la calle. Era uno de esos bazares chinos que habían proliferado tanto en los últimos años. El local era grande, y los artículos aparecían bien ordenados en las estanterías, al contrario que algunas de las tiendas similares que ya conocía
Parecía haber un poco de todo, y decidió echar un vistazo a la tienda para olvidar una rato sus cuitas. Efectivamente, en aquella tienda había un poco de todo. Tomo nota mental de ello, el local estaba relativamente cerca de su casa, y podía suponer la solución a algúna pequeña emergencia.

- Si hasta tienen "tangas" con bordados extravagantes, ¡¡ que barbaridad !!.

No se imaginaba a si misma vistiendo una de aquellas braguitas mínimas decoradas con motivos horteras, y con un incómodo cordón  entre sus nalgas.

Aquella noche cenaron juntos a una hora razonable. Ernest había vuelto a casa nada mas cerrar la oficina, y contemplaban juntos el telediario de la noche mientras apuraban sus platos.

En la pantalla, aparecía la ministra de Defensa, haciendo unas declaraciones acerca de la tensa situación política que se vivía en Cataluña :

- " El referéndum ilegal en Cataluña, o el intento de realizarlo es una cuestión puramente política y administrativa que se va a resolver con los mecanismos legislativos de los que dispone el estado. En ningún momento hemos contemplado la movilización de ninguna unidad militar, ni tan solo las que están destacadas en Cataluña. Esos rumores sobre una supuesta movilización militar son un infundio de los separatistas que...... ".

Rosana miró de reojo a su marido en silencio. Advirtió una extraña expresión en su cara, que ella ya conocía bien. 
Era la misma expresión de cordero degollado que el ponía cuando miraba a alguna mujer que le atraía

- ¡¡ Vaya, no nos van a mandar a los tanques para sojuzgarnos, nena !!. Algo es algo, no nos van a bombardear esta vez. Por cierto, esta tia tiene aspecto de morbosa, y parece que lo de mandar en los militares la "pone"

Rosana no respondió, pero no se le había escapado nada del lenguaje no-verbal de su marido.

- Si, si, "morbosa". El morbo es el que sientes tú por ella, so idiota.- pensó.- Yo, muerta de asco y aburrimiento, y a tí te excita una pija de derechas vestida con traje-chaqueta.

Rosana sintió el mordisco de los celos durante unos instantes. Después de la cena, ordenando la cocina no podía desprenderse de la imagen de la ministra, y la expresión de deseo que había visto en Ernesto. De repente, la asaltó una idea que al principio creyó disparatada, pero que en los siguientes minutos, y en la paz de la cocina fué tomando forma en su mente.

- Si lo que te vá es el morbo, ¡¡ vas a tener morbo, Ernést !!.

Una vez acabado el trabajo en la cocina, se sentó en el sofá junto a él. La televisión emitía una serie sobre los bajos fondos de Nueva York, poblada de mafiosos italianos. Rosana no prestaba demasiada atención a lo que contemplaba, seguía dándole vueltas a aquella idea disparatada.

En un momento dado, mientras en la pantalla transcurría una venganza siciliana, a Rosana se le escapó una risilla tonta.

- ¿ De que te ries cariño ?.
- Cosas mias, Ernest. Hoy me ha sucedido algo gracioso en la calle, solo lo estaba recordando.
- ¿ Ah si, que te ha pasado ?.
- No tiene importancia, tan solo una tonteria.

En la pantalla, el "Don" mafioso jugaba con un gatito sentado en el sillón de su despacho.



( Continuará )









miércoles, 13 de septiembre de 2017

COLORES VERDADEROS ( RELATO, PRIMERA PARTE )


Rosana salió de la consulta de su sexologa, y pulsó el conmutador del ascensor. Cuando este llegó a su planta, entró en la cabina y accionó el botón de la planta baja. El espejo de cuerpo entero del fondo de la cabina le devolvió su imagen. 

La de una mujer que rozaba la cuarentena, con algúna leve arruga en el rostro, pero que conservaba muy bien la belleza de su juventud. Desvió la mirada hacia su cuerpo. Palpó sus pechos bajo la ropa. 
Tenía un par de "buenas razones" de la talla noventa y cinco que seguían desafiando insolentes a la ley de la gravedad. 
Noto como sus pezones se erizaban rebeldes al roce de sus manos sobre la ropa. Tanta abstinencia provocaba que se le disparasen al más mínimo estímulo. 
Su vientre apenas había aumentado en los últimos quince años con una leve lámina de grasa, y sus piernas seguían siendo igual de atractivas como en la primera época de su matrimonio, cuando Ernést se dormía cada noche acariciandolas suavemente.

Su cuerpo no había padecido los estragos que la maternidad habian hecho en algúna de sus amigas. No había hijos en su matrimonio.

- Sigo estando muy deseable, como dicen la niñas de ahora : "como un queso".

Cuando salió a la calle, las palabras de la doctora Gelabert, su sexóloga, seguían resonando en sus oídos :

- Si queremos resultados diferentes, tenemos que hacer las cosas de una manera diferente.

Al principio, creyó que la inapetencia de Ernést era algo pasajero debido al estrés y las preocupaciones de su trabajo en la inmobiliaria. Habian sido muy duros los dos primeros años de la crisis para el negocio de Ernést, se salvó por los pelos de tener que echar el cierre definitivo al negocio familiar. 
Pero para cuando las cosas fueron mejorando, Ernést seguía estando desmotivado para con el débito conyugal.

Después Rosana creyó que debía existir otra mujer en la vida y en la cama de Ernesto. Un més de seguimientos por parte de un detective privado echó por tierra una posible infidelidad : Ernést era un santo varón que solo vivía para trabajar y para asistir a las reuniones de la ejecutiva de su partido.

Al principio había casi arrastrado a Ernést a un la consulta de un andrólogo, que diagnosticó que él no padecía ninguna disfunción física que le impidiese mantener una relación sexuál normal con Rosana
Fué aquél doctor quién les recomendó a la doctora Gelabert como sexóloga para reorientar el "problema" .

Pero a la tercera sesión de terapia, sin ninguna mejora, Ernést se había desentendido completamente de las visitas a la doctora Gelabert. Y Rosana, tambien dejó de pedir hora con la consejera.

En casa, el "tema" era convenientemente esquivado en las conversaciones de ambos. 
Para Rosana, el dormitorio se había convertido en un páramo desierto inhabitable cuando compartía cama con él, y en el escenario de sus fantasías sexuales solitarias las noches que Enést llegaba tarde tras las reuniones de la ejecutiva, que últimamente, con la preparación del referéndum, se habían multiplicado por cuatro.

Sucedió hacia una semana. En una de esas medianoches solitarias, sus manos habían vuelto a deslizarse hacia su sexo buscando una alivio solitario. Cuando llegó al clímax, Rosana se sorprendió pensando en el cuerpo desnudo del vecino del ático, un veinteañero surfista algo atolondrado y "hortera", pero con un cuerpazo atlético.
Culminó en un orgasmo fuerte e intermitente, que fué y volvió durante varios minutos sacudiendo cada terminación nerviosa de su cuerpo hasta la extenuación.

Cuando aquél trueno sensorial se desvaneció en el interior de su cuerpo, ella se relajó suspirando. No existía nada tan triste como no poder compartir aquél chorro de sensaciones con nadie.
Se desperezó estirandose como una gata, y decidió darse una ducha antes de dormirse sola en la cama.

Tras la ducha, cuando regresaba al lecho, se sorprendió hablándose a si misma  en voz alta :

- Esto no puede seguir así,acabaré volviéndome loca, o cometeré alguna barbaridad de la que       después me voy a arrepentir.

Al dia siguiente, llamó a la doctora Gelabert para pedir cita.



( continuará )






jueves, 7 de septiembre de 2017

LA PRUEBA DEL NUEVE DEL INDEPENDENTISMO



Batea es una pequeña población del sudoeste de Tarragona perteneciente a la comarca de la Terra Alta.

Un municipio con su base económica asentada en la agricultura, y mas concretamente en la viticultura. Sus bodegas están enmarcadas en la denominación de origen "Terra Alta" y gozan de un merecido prestigio en el mundillo del vino.

Su población roza los dos mil habitantes, y ha resistido bastante bien la progresiva despoblación que han sufrido muchos municipios de la Cataluña interior, gracias a su actividad vinícola, que ha experimentado una cierta resurrección económica en las ultimas dos décadas.

Un lugar como tantos de la Cataluña profunda cuyos horarios se rigen por la salida y la puesta del sol, y donde la vida transcurre plácidamente y sin demasiados sobresaltos.

Hasta que en el pasado mes de Julio, el alcalde de la población, Joaquim Paladella, amenazó con pedir la "salida territorial" de su población de Cataluña, y su incorporación a la comunidad autónoma de Aragón.

El señor Paladella milita y es alcalde por la formación Unió Per La Terra Alta, un partido local que defiende los intereses de la comarca. 

El motivo de las amenazas del señor Paladella, es la presunta falta de inversiones de la Diputación de Tarragona y de la Generalitat en el municipio. Concretamente, está pendiente de ampliarse una residencia concertada para la tercera edad. Una ampliación que a pesar de estar prometida al municipio, no acaba nunca de llevarse a cabo, ni hay fecha prevista de entrega.

Y la gente de Batea tiene relativamente sencillo realizar esto que puede parecer imposible o difícil : los limites que dan a poniente del término municipal, lindan directamente con la provincia de Teruel.

El alcalde Joaquim Paladella tan solo tiene que convocar una consulta a los vecinos censados del pueblo, preguntándoles si quieren seguir siendo catalanes, o prefieren ser aragoneses.

En los tiempos convulsos que vivimos, la ocurrencia del señor Paladella provocó un pequeño seísmo en la vida política catalana  ( ver enlace ).

Lo que más me sorprendió de todo el asunto, fueron las declaraciones  de la Asamblea Nacional de Catalunya ( ANC para los amigos ), una asociación presuntamente civíl muy activa a favor de la independencia, y de cuya formación procede Carme Forcadell,  presidenta del Parlamento de Cataluña.

El portavoz de la ANC dice sentir : "indignación, vergüenza e impotencia por la posición del alcalde de Batea" y que "no vale todo para conseguir unas plazas de residencia".

De las declaraciones del portavoz de la ANC me quedo con lo de "no vale todo".

Esta es la "prueba del nueve" del sentido democrático independentista

Por lo visto, no piensan lo mismo del lamentable espectáculo en el Parlament que tuvimos que soportar con vergüenza ajena ayer los catalanes.


¿ Referendum? , ¿ democracia ?.  ¿ Que democracia ?.

No, no vale todo.






sábado, 2 de septiembre de 2017

DIA DEL ORGULLO FANTASMA



No soy de los que cuando eligen un bar, restaurante o local de hostelería, siga las recomendaciones de las redes sociales, ni de las críticas o recomendaciones que hayan puesto en ellas los anteriores clientes o presuntos clientes de ellos.

En primer lugar, porque tenga ya una cierta variedad de locales a los que suelo acudir cuando el bolsillo nos permite darnos un homenaje gastronómico, y también porque suelo fiarme del criterio de mis pocos amiguetes al recomendarme algún lugar nuevo o desconocido.

También he de advertir que en la mesa soy un tipo de gustos bastante sencillos, lejos, muy lejos de las florituras gastronómicas tan en boga últimamente.  

Tan solo pido que sea un lugar donde haya honradez en los fogones, tanto en la calidad de la materia prima de los platos sencillos que me zampo, como en su elaboración.

A pesar de lo reacio que soy ante algúnas de las nuevas tecnologías, tengo que reconocer que lo de "Google Maps" incorporado al móvil es un buen servicio para los que nos movemos con alguna frecuencia en lugares poco conocidos. Es impagable el poder echar un vistazo a un mapa con geolocalización instantánea cuando uno está buscando una dirección en una calle o barrios desconocidos. 

De vez en cuando, al consultar los mapas, recuerdo con algo de nostalgia aquellas guias urbanas de la Editorial Pámies, que tan útiles me fueron  en el pasado, y que ahora son objetos de coleccionismo ( aún conservo la última edición que compré allá por 1.994 ).

Al principio de usar el servicio de Google Maps, me sorprendían las encuestas de la empresa acerca de los locales de hostelería que frecuento, y me aficioné a leer las críticas y comentarios que otros usuarios habían hecho del lugar.

Pura curiosidad, ya digo que muy poco me influyen las opinione ajenas sobre un local que yo conozca previamente. Sencillamente curiosidad y certificar lo ya conocido.

La mayoria de las críticas suelen se equilibradas y respetuosas, algunas resaltando con amabilidad y buenas maneras algún posible fallo o servicio indebido o mejorable.

Pero siempre he constatado que hay algunas que suelen ser demoledoras y catastróficas para la casa. El denominador común en estas crìticas casi insultantes : no se identifica claramente el autor, suele esconderse bajo algún seudónimo mas o menos elaborado. Anonimato total.

Y así, lo que podria ser una encuesta bastante fiable de usuarios, con un uso correcto, se convierte en una sarta de despropósitos y mentiras para los que ya conocemos el local previamente, y en algo inquietante para quien no lo conoce.

Y para el propietario o el administrador del sitio, un auténtico suplicio y un descrédito para su profesionalidad. 

El colmo de este juego perverso que hacen algúnos con el prestigio y la respetabilidad ajena ha tenido lugar a principios de esta semana.

Un "supuesto" cliente, hace una crítica en la plataforma de Google, de los servicios de un hotel en Pamplona, ¡¡ que aún no se ha inaugurado !!.

El administrador "colgó" una respuesta cargada de gracia e ironía que reproduzco aquí debajo.





Todo un compendio de fina ironía
No creo que haya sido un error involuntario, mas bien ha sido alguien que se dedica sistematicamente a colocar críticas destructivas en toda encuesta de Google que se le pone por delante No hay mas que situarse unos minutos en la puerta del local, para acceder a la ficha del mismo y colocar el comentario que se desee. 

También podría ser cosa de un competidor a quien no le haga ninguna gracia un nuevo hotel en la vecindad, que de todo hay en este mundo.

Otro caso ha sido el de una señora, la cuál se quejaba amargamente en Google de que en un restaurante de una pequeña población se hubiesen negado a servirle un menú infantil a su "chiquitín" de quince años de edad. La respuesta del dueño del local fue directa y sin ambages :


- " Yo, con quince años, ya me almorzaba medio conejo ".

Pués sí, también un  servidor, con quince años de edad comia considerablemente mas que en la actualidad.

No se que me produce mas risa, si la franca respuesta del restaurador, o imaginarme al "chiquitín" de quince añitos, zampándose unos macarrones con tomate y equipado con un babero de esos en los que se puede leer : " Come y Calla".

Indudablemente que nos asisten nuestros derechos como consumidores, pero además existe el sentido común, y el sentido del ridículo.

Volviendo al principio, hasta que no se regule por ley el verter injurias e insultos en las redes de forma anónima, compadezco al los que padecen los ataques gratuitos de estos perturbados.

Porque puedo entender al que quiere sacar un provecho material al insultar y desprestigiar a otro. Pero el insulto gratuito, sin ningún beneficio personal,  es cosa de imbéciles.

Cuando era un adolescente, y algo mas adelante, existía un término para referirse a alguien que impostaba unos conocimientos que no tenía, o que fantaseaba con un estatus social superior al suyo : "fantasma". Ahora este calificativo ha caído en el desuso.

Era el peor insulto que podían dirigirte en nuestras interminables tertulias juveniles que manteníamos sobre literatura, música o cine : "Anda, largo por ahí, so fantasma, que vas a opinar tu sobre Kúbrick si solo has visto una de sus películas".

Y creo que seria muy adecuado para estos indeseables por una doble razón : mentir y además, mantener oculta su identidad.

Propongo que se celebre un "Día del Orgullo Fantasma" anual, para que puedan emerger de sus rincones y agujeros donde teclean continua y enfermizamente, a la luz de sol, y desfilen todos juntos reivindicando su derecho a la estupidéz. 

Aunque sea cubriéndose la cara con unas gafas de sol y la capucha de la sudadera.