Refugiados españoles, Le Perthus, Francia, año 1.939
Refugiados sirios, Grecia, año 2.015
La imagen es un golpe directo al estomago. Un niño permanece tumbado en posición de decubito prono. A primera vista da la impresión de estar dormido, pero un segundo vistazo lo desmiente, sus ropas y su pelo están empapados, y su cuerpo descansa en el rompiente de una playa, al borde de las olas que rompen mansamente, y parecen acariciar el cuerpo del pequeño.
A estas alturas de la semana, creo que muchos de vosotros habréis visto esta triste imagen.
Aylán, que es así como se llamaba el pequeño, ha muerto ahogado junto con su hermano mayor y su madre en las costas de Turquía, cuando junto con su padre trataban de alcanzar la costa de la isla griega de Kos en una balsa hinchable de juguete.
Este verano las imágenes de los refugiados sirios huyendo hacia Europa han saturado los informativos de las televisiones mundiales, y en estos últimos días, el éxodo de ciudadanos sirios que cruzan los Balcanes intentando alcanzar las fronteras de la Unión Europea por todos los medios se ha agudizado. No les importa arriesgar sus vidas, porque en su país, a estas alturas de la guerra civil, sus vidas ya no tienen ningún valor.
Vivían allí entre dos fuegos, el de la fuerzas del régimen de Bashar El Asad, que no duda en bombardear a sus subditos de una manera indiscriminada para combatir la rebelión, y el de los islamofascistas del ISIS, que tampoco dudan en rebanarle a alguien el cuello tan solo por fumar un cigarrillo en público.
Se calcula que unos cuatro millones de sirios, de una población total de veinte millones ha cruzado las fronteras del país para escapar de la guerra, del hambre y de una muerte cierta.
Estamos asistiendo a la muerte de todo un país. Si observamos con algo de atención, veremos que los refugiados que llegan a miles por dia a Europa, son la clase media siria.
Lo mejor de la sociedad siria está huyendo. Abogados, médicos, comerciantes, funcionarios que han cogido lo poco de valor que tenían, y junto con sus mujeres e hijos se han echado a los caminos. Estudiantes que guardan cuidadosamente en sus mochilas sus certificados universitarios, con la esperanza de continuar sus estudios en el país que les acoja.
Para la Europa de la Unión, ha sonado la hora de la verdad. Afrontamos una de las crisis humanitarias mas graves desde la segunda guerra mundial. Y lo estamos haciendo de una forma lenta, perezosa y tacaña, mientras miles de personas malviven tirados en las carreteras de Macedonia, Serbia y Hungría, tratando de alcanzar la vieja y civilizada Europa.
Personas que lo han perdido todo, salvo la vida y las ganas de comenzar de nuevo lejos de su tierra.
No puedo dejar de evocar las antiguas imágenes de los exiliados españoles cruzando la frontera con Francia tras la caída de Cataluña en enero de 1.939 en manos de los fascistas del general Franco.
Entonces como ahora, se usó el terror como arma de guerra contra la población civil. En 1.939 fueron los bombardeos de la aviación franquista, y las historias sobre masacres perpetradas por los "nacionales" los que pusieron en fuga a la población civil.
En Siria, la crueldad de El Asad y las atrocidades del ISIS han sido los responsables de este éxodo casi bíblico.
En 1.939 España se desangró por décadas. Lo mejor de la sociedad española huyó del país con lo puesto y lo que podía cargar en sus maletas. Médicos, arquitectos, ingenieros, abogados, lo mejor de nuestra clase media de derramó por medio mundo huyendo de la crueldad y el fanatismo.
Fueron acogidos con los brazos abiertos en muchos de los lugares a donde llegaron, con generosidad, y rehicieron sus vidas con mayor o menor éxito, pero contribuyeron en buena medida al progreso de los países donde se establecieron. En México, Argentina y en casi toda sudamerica se recuerda con respeto a aquellos españoles que llegaron huyendo de la guerra y de la miseria.
Como casi siempre en estos casos, las sociedades civiles se estan adelantando a sus gobiernos. Algún equipo de futbol de la liga alemana ya está promoviendo la recogida de fondos y adecuar lugares de acogida.
En España, son los ayuntamientos los que se están movilizando para empezar a acoger a una parte de estos refugiados, particulares empiezan a ofrecerse para acoger niños y familias, mientras el gobierno del señor Rajoy, negocia sin ninguna prisa, con su característica pachorra el numero de personas que está dispuesto a recibir.
Siento vergüenza de mi gobierno.
¿ Culpables de este desastre ?. Muchos, y hay que tenerlos en cuenta :
- Bashar El Asad, presidente de Siria, dictador de profesión, carnicero de vocación y digno sucesor de su padre.
- Vladimir Putin, presidente de Rusia y "protector" de El Asad por aquello de la geo-politica y mantener una zona de influencia rusa en Oriente Próximo.
- La Union Europea y Estados Unidos, por estimular la rebelión contra El Asad, armando grupos casi desconocidos, y que han resultado ser incontrolables. Una forma de intentar desbancar a El Asad sin implicarse militarmente, y como siempre en estos casos, una sangrienta chapuza.
- Arabia Saudita y el emirato de Qatar, por financiar y armar a los islamofascistas del Califato, el ISIS.
Por cierto, ninguno de los dos países ha acogido a ninguno de sus "hermanos en la fe" que huyen de Siria.
La única solución definitiva a este desastre, es un intervención directa sobre el terreno de una fuerza militar que ponga fin a los combates, pero de una forma seria y duradera, sin cometer los errores de los aliados en Iraq. Al fin y al cabo, este conflicto Sirio es hijo del desastre cometido en Iraq. Harán falta décadas de trabajo y de esfuerzo para resucitar a Siria, pero seria la mejor inversión que podríamos hacer nunca.
¿ Pero, quien está dispuesto a hacerlo, y sobre todo, a pagarlo ?.
Es la hora de la verdad para la Unión Europea. De esta crisis podemos salir de una manera digna y humana si ponemos aparte nuestros egoísmos y nuestras diferencias. O puede que la Union reviente por sus costuras, si dejamos que el miedo y el egoísmo nos dominen.
Es la hora de ver si respondemos a los valores culturales de los que siempre hemos presumido.
No tengamos miedo de esa multitud que se acerca por los caminos. Viene desarmados, tan solo traen sus esperanzas, sus hijos, y sus ganas de vivir. Y traen su también mejor tesoro, su futuro.