domingo, 10 de julio de 2011

JUZGADOS, JUICIOS Y LINCHAMIENTOS ( II ), LA ULTIMA CAMPANADA



                                
                            Banda sonora para este "post" : "Pueblo mio", José Feliciano.


Sant Mori es un pequeño pueblo milenario situado al sur de la comarca del Alt Ampordá, en la provincia de Gerona. Apenas pasa del centenar de habitantes fijos. Es uno de esos rincones con una paz idílica que aún sobreviven en nuestra geografía, viviendo de la agricultura, la ganadería y el turismo, aunque este último gana cada año mas peso en la economía local, gracias al auge de lo que se ha denominado ultimamente "turismo rural", que en si no es otra cosa que realizar lo que muchos de nosotros ya hace muchos años que hemos ido practicando : pasar unos días en un pueblo, alojados en casa de algún pariente.

La diferencia, es que ahora se han habilitado unos pequeños albergues dotados de todas las comodidades urbanas, incluyendo conexión wi-fi de alta velocidad, que equipara estos alojamientos al confort de un hotel de cuatro estrellas.
Nada que ver con las vacaciones en casa de mi suegra hace veinte años, ya que como te tocase ocupar la habitación que había sobre el establo, las esquilas de las vacas te "amenizaban" las madrugadas.

El pequeño municipio es noticia local en Cataluña estos días por un pleito jurídico que se ha resuelto tras once años con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña : las campanas de la iglesia parroquial no podrán sonar marcando las horas entre las doce de la noche y las ocho de la mañana, rompiendo así una tradición local centenaria.

El origen de este pleito está en la ubicación  en el antiguo palacio-castillo medieval del pueblo, situado frente a la iglesia, de uno de estos hoteles rurales con capacidad para una veintena de huéspedes.

La ubicación del lugar, atrae un turismo extranjero de alto poder adquisitivo. La proximidad de algunos campos de golf, la cercanía de Figueras, con el Museo Dalí, y la exquisitez de la Costa Brava hacen de este pequeño pueblo un lugar exquisito por su tranquilidad, y su buena ubicación.

Mariano Sanz, propietario del negocio de hostelería, interpuso una demanda a comienzos del año dos mil contra la iglesia parroquial situada a escasos metros de su negocio. El motivo, que las campanadas de la iglesia, marcando las horas, molestaban y perturbaban el sueño de su clientela.

Hay que aclarar, que las campanas de la iglesia han marcado siempre las horas durante la noche desde hace mas de un centenar de años, y ninguno de los habitantes de la población se había quejado hasta ahora de esta particularidad.

La denuncia de Sanz, inicio su recorrido en el juzgado administrativo numero dos de Girona, que falló en su sentencia que las campanas podían seguir tocando las horas nocturnas, ya que en la sentencia las calificaba de "instrumento de cultura cristiana, una costumbre ancestral de los pueblos" . Además, aclaraba en la sentencia que "no estaba demostrado que los repiques de campana pudiesen causar daños a la salud", como alegaba Sanz en su denuncia.

Sanz recurrió la sentencia inicial, y once años después el TSJC le ha dado la razón con una sentencia ya inapelable. Sanz ha calificado la sentencia de "victoria amarga", dado el largo plazo de tiempo que ha ocupado todo el proceso.

La sentencia podría marcar jurisprudencia, ya que es la primera de este tipo en Cataluña. El peritaje de medición acústica de la denuncia, pone el sonido de las campanas en veintiocho decibelios por encima del limite sonoro que permite la reglamentación vigente sobre contaminacion acústica.

El Ayuntamiento de Sant Morí, ha aclarado que acatará la sentencia, y ahora dispone de dos meses para poner la resolución en práctica.

La reflexíón que me induce todo este asunto es, ¿ tenemos algún derecho los forasteros a imponerles a los habitantes de algún pueblo que visitemos temporalmente, como han de vivir ?. Yo creo que no.

Yo, del rector de la iglesia, agotaría todo el plazo disponible para acatar la sentencia, tocando las campanadas nocturnas, ¡¡ y marcando hasta los cuartos !!.

Desde pequeñito, me educaron con una máxima para cuando estaba de viaje o de visita fuera de casa : Allá donde fueres, haz lo que vieres, lo que desarrollado quiere decir que me adaptase yo a las formas de vida y a las costumbres que encontrase en los lugares por los que viajaba.

Ya he mencionado antes de que en algunos veranos, he pasado unos días en la casa que mi suegra posee en el pueblo natal de mi esposa.

Es una aldea pequeña y tranquila situada en los montes del sur-este de la provincia de Lugo, en Galicia. Es una zona montañosa situada a caballo entre Galicia, Asturias y la provincia de León.

Es uno de esos lugares que nos da la dimensión de la palabra eternidad, con un relieve accidentado, bosques frondosos, y al que hace pocos años que han llegado comodidades como el alumbrado eléctrico y la telefonía, y hasta el que hace poco tiempo se accedía por carreteras sin asfaltar que exigían calma y pericia al volante de un coche de turismo. Treinta kilómetros de carretera de montaña separan aquél lugar, del pueblo con servicios y comercios mas cercano. Un lugar ideal donde calmar el estress acumulado en las ciudades, y donde el sonido mas estridente son las esquilas de las vacas y el canto de los gallos en la madrugada.

Mi suegra tuvo siete hijos, todos los cuales emigraron a Cataluña buscando un trabajo y un futuro mejor lejos de la tierra que los vio nacer. Regresaban a su pueblo natal en vacaciones, buscando sus raíces y unos días de descanso merecidos en verano.

Años atrás, uno de los vecinos del pueblo, había criado un gallo de raza autóctona. Era un ejemplar magnifico con un potente canto. Al amanecer, sobre las seis de la mañana en aquellas latitudes, el animal lanzaba su canto que se dejaba oír por todo el contorno del pueblo.

Particularmente, el poderoso canto de aquél animal en aquellas horas, me relajaba. Si me despertaba con los alaridos del gallo, echaba un vistazo al relój, y volvia a dormirme confortado con la espectativa de poder continuar en la cama durante un par de horas más.

Mi sorpresa fue constatar los primeros días, como una de mis cuñadas se quejaba agriamente de los cantos de aquel gallo en la madrugada. No acababa de comprender yo como alguien que había crecido en aquél entorno rural, podía sentirse incomodo por algo así. Incluso llegó a comentarle su malestar al propietario del animál, el cuál acogió sus quejas con una sonrisa condescendiente, y el convencimiento de que mi cuñada se había transformado en una "señorita de ciudad" , por decirlo de una manera suave.

Lo dicho, "Allá donde fueres, haz lo que vieres". Si quieres ser un viajero, y no un vulgar turista, procura confundirte con el paisaje y no destacar demasiado.

5 comentarios:

  1. Hay problemas más graves que el sonido de una campana marcando las horas...Se pierde el tiempo con pequeñeces y tonterías...
    El olor, la tranquilidad, los sonidos naturales que te ofrece un pubelo jamás lo hará la ciudad...
    Hay quien está tan acostumbrado a los claxons de los coches, al murmullo, los gritos, las prisas, el tráfico, que cuando se aleja de todo eso...le molestan cosas tan simples como el doblar de una campana...
    Nunca entenderé a cierta gente...

    Un fuerte abrazo Rodericus!!

    Rebeca.

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  2. Ni yo tampoco Rebeca. El sonido de una campana, el canto del gallo, son cosas que me hacen sentir relajado en mis sueños. Son el anuncio de que el mundo reál, sigue ahí, al otro lado de la ventana, esperando a que salga de entre las sabanas para regalarme un dia mas de vida maravillosa.

    Otro abrazo para tí.

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  3. La niña está haciendo los deberes y le pregunta a la madre:
    -Mamá, mamá, ¡como se escribe campana?
    -Pues tal como suena hija!-
    -Entonces,¿que pongo, Talán, Talán?...

    un beso desde el campanario

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  4. Lucrecia, un beso para tí de campanada.

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  5. Yo no creo que la gente se vuelva de ciudad, creo más bien que con el tiempo se vuelven insoportables hasta el punto en que por todo se quejan. Me encanta escuchar a los gallos al amanecer. Según el horóscopo chino soy un gallo de tierra, quizá sea por eso :)
    Saludos

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